Semana 1

Mi nombre es Lucas, tengo 26 años y esta es mi historia, mi historia de amor para ser exacto, la historia de cómo encontré a la mujer que completaría mi ser.

Hace un año Gerardo, mi mejor amigo desde la universidad, me presentó a una amiga y compañera de trabajo. Denisse tenía 22 años y era la mujer más hermosa que había conocido, sus ojos verdes y cabello castaño atraían las miradas de todos los que la rodeaban. Estaba impresionado con su belleza y al hablar con ella quedé completamente embobado; era una mujer dulce, carismática y con un gran sentido del humor.

No pude despedirme de ella sin antes pedirle su número telefónico, uno no se despide de una mujer tan increíble sin antes asegurarse que la volverá a ver.

Pasamos dos meses conociéndonos, salíamos con frecuencia y conversábamos todos los días. Nos contábamos todo, en poco tiempo llegué a conocer a Denisse mejor que a otras personas en muchos años. 

Mi corazón se aceleraba cada vez que la veía, incluso al escuchar su voz por el teléfono. Descubrí que era una empedernida lectora de novelas románticas, amaba ir al karaoke, era la mujer más amable que cualquiera pudiera conocer y no había alguien que diera palabras de ánimo como ella. Descubrí que me había enamorado de ella.

Un domingo la invité a salir, le anticipé que quería darle una sorpresa. Temprano fui por ella a su casa y nos dirigimos al lugar que había planeado, aproximadamente una hora después estaba estacionando mi automóvil en el parqueo del jardín botánico Vergel. Rápidamente bajé del auto y lo rodeé para abrirle la puerta y ayudarla a bajar.

—Nunca había visitado un jardín botánico —dijo ella con una gran y hermosa sonrisa.
—Me has hablado tanto de lo mucho que amas las flores que no se me ocurrió un mejor lugar para visitar —le respondí devolviéndole la sonrisa—, espera a que entremos, aún hay otra sorpresa…

Pagué por nuestro ingreso y empezamos el recorrido; el lugar era hermoso, con flores y plantas de todos los tipos, colores y texturas. Ella estaba extasiada admirando el lugar, yo estaba extasiado admirándola a ella.

Al finalizar el recorrido llegamos al área destinada para comer, con mesas en diferentes puntos y tres kioscos al fondo. Le indiqué que nos dirigiéramos al del centro a lo cual ella accedió, como hacía siempre que le sugería algo. Al ver el interior dio un pequeño grito de sorpresa. Ahí había una pequeña mesa y dos sillas rodeadas por pétalos de rosas, sobre la mesa había dos copas, una botella de vino y una vela encendida; tal y como yo lo había solicitado cuando hice la reservación.

Moví su silla para que tomara asiento y luego tomé asiento también, al tiempo llevaron nuestra comida, creo que ya no le sorprendió tanto ver que nos servían su comida favorita. Comimos entre charlas, ella no dejaba de mencionar lo espectacular que había sido el día hasta ese momento. Retiraron los platos y llevaron el postre, antes de empezarlo a comer expresé lo que había estado dando vueltas en mi cabeza desde hace una semana.

—Denisse, desde el día que te conocí supe que eras una mujer extraordinaria. Estos meses han sido un sueño para mí y no quiero que esto termine, por ello te pregunto ¿te gustaría ser mi novia?
—¡Por supuesto que quiero ser tu novia! —fue su respuesta inmediata.

Me acerqué a ella y le di un pequeño beso, nuestro primero de muchos besos.

Ese fue el mejor día de mi vida, la mujer de mis sueños me correspondía, ella me amaba como yo a ella. Después de eso no pasaba un solo día sin declararle lo que sentía por ella, todos los días iba por ella a su trabajo y los fines de semana eran solo para los dos.

Pasamos meses conociendo lugares, compartiendo momentos juntos y dándonos los más románticos detalles. Estar a su lado era más de lo que habría imaginado, no quería separarme de ella un solo momento, y sé que ella se sentía igual.

Cuando cumplimos cinco meses de nuestra relación planeé una cena de celebración, estaba sumamente emocionado, hasta que ella balbuceó que tenía planes con sus amigas. Le conté sobre mis planes con ella y le sugerí que saliera con ellas otro día, a lo cual accedió, como hacía siempre que le sugería algo. Pasamos una noche maravillosa.

Los momentos con Denisse eran cada vez más más bellos, las horas que pasaba lejos de ella eran insufribles, pasaba todo el tiempo soñando con ella y sonreía solo hasta tenerla entre mis brazos.

Para mi desdicha el siguiente mes se nos dificultaba más pasar tiempo juntos, la habían ascendido en su trabajo y sus jornadas eran más extensas; sin embargo yo siempre iba por ella, aun cuando ella decía que un colega suyo la podía dejar en su casa ya que vivían cerca, no podía permitir que otro hombre la llevara, menos a altas horas de la noche.

Además pasaba mucho tiempo en el celular, ella se justificaba indicando que ya no veía mucho a sus amigos y por ello se comunicaban más a través de las redes sociales. Me parecía irrespetuoso que pasara más tiempo viendo la pantalla de ese aparato que a mí. Le dije que pasaba todo el día esperando verla y me dolía que prestara más atención a su celular, para mí sorpresa ella no quería dejar de usarlo. Los siguientes días empecé a usar mi celular con más frecuencia, lo hice así durante una semana, hasta que comenté que los celulares nos estaban distanciando. Sugerí que por el bienestar de nuestra relación ambos deberíamos dejar las redes sociales por un tiempo, hice mención de lo dañino que era el excesivo uso de los celulares y le recordé lo mucho que valoraba nuestro tiempo juntos. Un poco dudosa ella aceptó mi sugerencia y así dejamos a un lado los molestos celulares que interrumpían nuestros momentos juntos.

Volvíamos a tener más tiempo para nosotros pero ella comentaba mucho sobre sus amigos, insistía que la invitaban a reuniones y cuestionaban porque ya no los frecuentaba como antes. Yo amaba a Denisse y comprendí lo que me decía, por ello accedí a que saliéramos con sus amigos ocasionalmente. Ella me presentó a cada uno de sus amigos, con eso yo podía decidir a qué reuniones acudir, todo estaba en perfecto control y Denisse era feliz.

Un viernes mientras cenábamos en su casa me comentó que sus amigos planeaban una salida grupal, mencionó que era una especie de tradición pero que únicamente iban ellos. No lograba asimilar cómo ella quería salir sin mí, si ella me amaba no podía disfrutar de estar en un lugar en el cual yo no estuviera. Le propuse mejor hacer un viaje romántico solo los dos, la llevaría a la playa y a comer a los lugares más lujosos; pero ella quería ir con sus dichosos amigos, por primera vez me molesté con ella. Le reproché por preferirlos a ellos antes que a mí, le exigí que eligiera y esperé dos largos minutos en los cuales solo obtuve silencio. Indignado me retiré de su casa sin escuchar sus excusas.

Ese fin de semana fue terrible, decidí que no le dirigiría la palabra hasta que recapacitara. Ella me llamó al menos 20 veces pero yo estaba decidido a no responderle hasta estar seguro que ella estaba comprometida conmigo. El domingo en la noche llegó a mi casa, gimoteó que no podía soportar mi silencio y entre lágrimas se disculpó por lo sucedido. Yo la amaba y comprendí; así que la perdoné y agradecí que hubiera tomado la decisión correcta, le prometí que conmigo la pasaría mejor.

A pesar de todos mis esfuerzos por agradarla sentía que ella estaba distanciándose, no entendía lo que sucedía, yo estaba totalmente dedicado a ella. Un día mientras la esperaba afuera de su trabajo la vi conversando con uno de sus compañeros, ella reía mucho y él parecía verla con mucho cariño. Cuando se estaban despidiendo él le dio un abrazo, mis ojos casi se salen de sus órbitas e inmediatamente di un bocinazo, sorprendidos por el sonido se separaron y vieron en mi dirección. Denisse se despidió de él con la mano y presurosa se dirigió hacia mi automóvil.

Le consulté quién era él y de qué hablaban, ella respondió que era su compañero de al lado y que solamente reían de un incidente gracioso que había ocurrido esa tarde. Con la duda en mi interior le pedí que me contara acerca del incidente, el cual no me pareció gracioso.

Las siguientes semanas empecé a llegar por Denisse más temprano, no me sorprendió verla en más de una ocasión con ese mismo compañero. Le sugerí que debería alejarse de él para evitar malos entendidos, ella se veía confusa pero ante mi insistencia aceptó como acostumbraba hacer. Ella me amaba y no tenía necesidad de hablar con otros hombres.

En una ocasión llegué mucho más temprano por ella y la sorprendí nuevamente con ese molesto compañero. Ella subió al auto y después de recorrer unos metros le exigí que me explicara qué hacía nuevamente con él, ella aseguró que él solamente le consultaba dónde había dejado un importante archivo. Esa vez no le creí, ya habíamos acordado que se alejaría de él y ella no cumplió. El resto del camino cité frases acerca del respeto y la confianza, le advertí que no quería que eso se repitiera, todavía no entiendo por qué ella se molestó, mi argumento era totalmente lógico. Al llegar a su casa se iba a bajar sin darme un beso, eso jamás sucedía, por ello la tomé por la muñeca y le pedí que se despidiera adecuadamente, ella molesta me replicó que no estaba de ánimos. La apreté con más fuerza y volví a hacer mi solicitud con un tono un poco más firme, con los ojos muy abiertos me besó y dejé que se bajara. Realmente no entiendo por qué volvía tan complicado algo que hacíamos siempre.

Los próximos días ella actuaba más seria que de costumbre, empecé a sospechar que era por su compañero. No podía dejar que alguien me robara a Denisse, por ello un día le pregunté a qué se debía su actitud. Ella argumentó que sentía que la estaba controlando y no le permitía ver a sus amigos, dijo que ella tenía derecho a relacionarse con otras personas aun si eran hombres. En el momento en el que ella mencionó a otros hombres comprendí, ella quería ver a otros hombres y alejarse de mí, tardé un segundo en comprenderlo y otro segundo en levantar mi mano para darle una bofetada. Le aclaré que ella no iba a burlarse de mí, le había dado demasiado de mí para que ella quisiera irse con alguien más. Ella comenzó a llorar, fue en ese momento cuando me di cuenta de lo que había hecho. Me disculpé con ella y le dije lo mucho que la amaba, le recordé todo lo que habíamos pasado juntos y prometí que eso no se repetiría. Tardé alrededor de veinte minutos en conseguir su perdón, aunque sabía que lo haría, ella me amaba y el amor todo lo perdona.

Busqué agradarla más, quería que sintiera el amor que le tenía. Le envié flores al trabajo toda la semana, ella otra vez me sonreía, estábamos bien otra vez. Estábamos más enamorados que nunca.

Un día mientras veíamos una película en su casa su celular sonó, lo tomé rápidamente y en la pantalla se leía “Vinicio”, rechacé la llamada e inmediatamente le pregunté quién era él. Ella me veía con una expresión de asombro y no respondía, eso solo podía significar una cosa, él era otro hombre con quién ella deseaba estar… La ira corría por mis venas, no podía creer que ella quisiera hacerme eso; cuando me di cuenta ella ya estaba en el suelo y yo tenía una mano levantada preparada para dar un golpe. En lugar de golpearla extendí mi mano para ayudarla a levantarse, inesperadamente ella me rechazó y pidió que me alejara. Por primera vez ella me gritó y afirmó que no quería seguir así, declaró que no quería seguir a mi lado. En ese momento las lágrimas brotaron por mis ojos, me disculpé con ella y le recordé cuánto la amaba, pero ella se negaba a escucharme. Me arrodillé ante ella llorando con más ímpetu y hablé con el corazón.

—Denisse, estos meses han sido un sueño para mí y no quiero que esto termine… Perdóname y si me amas dame otra oportunidad por favor.

Ella estuvo en silencio unos minutos, la espera me pareció eterna, pero al final me dio la respuesta que quería, por supuesto, ella me amaba y el amor todo lo perdona.

Los siguientes días la llevé a comer a sus lugares favoritos y todos los días le daba regalos, cada día un regalo más grande, amaba la sonrisa que me dedicaba al recibirlos.

El domingo en la tarde me dirigí a su casa para sorprenderla con otro regalo que le encantaría, estaba todavía a unas casas de distancia cuando divisé a alguien saliendo por su puerta principal, no reconocí a la persona pero sabía que era un hombre. Nunca había sentido tanto ira en mi ser… Cuando ella me abrió la puerta entré sin mediar palabra, al tiempo que lanzaba por los aires su regalo demandé saber quién era ese hombre. Quizás ella me hubiera contestado si yo no le hubiera propinado tan rápido una bofetada. Esa vez no había explicación que valiera, ella se estaba burlando de mí y yo no lo permitiría. Perdí el control y le di más golpes en diferentes partes del cuerpo, cuando vi la sangre brotar de su nariz me detuve, pero mi ira aún permanecía, así que me fui.

Esa noche analicé lo sucedido, creo que me excedí un poco con mi reacción; pero ¿quién podía culparme? Denisse se había pasado de la raya. Aun así pensé que lo mejor sería disculparme. Fui a la joyería y compré lo más caro que tenían, pensaba dárselo al día siguiente al recogerla en el trabajo.

El lunes me dirigí a su trabajo para darle la sorpresa y ofrecer mi disculpa por lo sucedido el día anterior. Esperé alrededor de veinte minutos y opté por llamarle, extrañamente su celular me mandó directamente a buzón. No lo pensé dos veces y entré al edificio para saber qué sucedía. Para mí buena suerte me topé con Gerardo, le pregunté dónde se encontraba Denisse y me explicó que ella había renunciado ese día. Yo estaba estupefacto con la noticia, tardé un minuto en reaccionar y luego me dirigí rápidamente a mi automóvil.

Conduje de prisa hacia su casa pero todas las luces estaban apagadas, toqué la puerta y la llamé pero nadie respondió. No tenía idea de a dónde podía dirigirse. Lo único que se me ocurrió fue interrogar a su vecina, era una señora mal encarada pero con buen oído, podía ser útil; y no me equivoqué, ella me indicó que los padres de Denisse habían llegado esa tarde. Denisse me había contado dónde vivían sus padres, así que sin pensarlo subí nuevamente al auto y busqué en mi celular cómo llegar ahí…

Los recuerdos de mi infancia revolotearon en mi cabeza. Cuando era niño admiraba la relación de mis padres, deseaba encontrar un amor como el suyo. Un día al regresar del colegio mi padre me explicó que mamá se había ido, ella había conocido a otro hombre y nos había abandonado. Mi papá no volvió a ser el mismo, cuando no lloraba sufría ataques de ira que lo obligaban a ensañarse conmigo, claro, después de cada paliza siempre se disculpaba y me recordaba que me amaba. Yo no podía culparlo, mi desgraciada madre lo había llevado a eso.

Eso no me pasará a mí, por eso estoy conduciendo a toda velocidad hacia la casa de los padres de Denisse. No puedo vivir sin ella un solo momento, voy a compensarla por todo, ella me ama como yo a ella y me va a perdonar, porque el amor todo lo perdona, así debe ser.



El reto de esta semana fue:

Un relato que comienza en clave romántica, pero desde el punto de vista de un/a maltratador/a. Empieza “engañando” al lector y ve poco a poco creando esa atmósfera de acoso.

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