Semana 3
Mi hija y su perro tienen una relación muy especial. Cuando ella necesita un respiro del ajetreado mundo esa pequeña criatura se convierte en su mejor aliado.
Al regresar a casa después de un estresante día de trabajo él siempre la recibe con gran entusiasmo. Luego la veo subir rápidamente a su habitación y bajar unos minutos después con ropa cómoda y un par de tenis.
Mientras estoy en el comedor tomando una taza de café ella busca la correa, es gracioso darme cuenta que el perro comprende lo que pasa porque al verla con esa vestimenta y con la correa en mano da saltos de alegría. Se queda quieto un instante, a penas lo suficiente para que ella le pueda colocar el collar y correa, seguido a eso él sale disparado hacia la puerta principal.
Termino mi café y permanezco unos momentos pensando acerca de mi día, también fue agotador y un poco de aire fresco me vendrá bien. Tomo un suéter y salgo minutos después, es una noche fresca con un poco de viento, el clima es sumamente agradable.
Me detengo en la acera donde los puedo observar mientras trotan, siempre he pensado que ese perro tiene demasiada energía para su tamaño. Noto que disfrutan el paseo, él va con la lengua de fuera y mi hija lleva una sonrisa en el rostro.
De súbito el gato del vecino atraviesa la calle provocando que de un pequeño salto, debo admitir que los gatos no son mis animales favoritos. Me vuelvo a enfocar en el par de amigos y descubro que han tomado asiento en una acera. Mi hija alza la cabeza y sonríe al cielo estrellado; sigue algo con la vista pero a esta distancia no logro distinguir lo que llama su atención.
Después del corto receso se levantan para continuar su paseo nocturno. De pronto empiezan a caer gotas de lluvia, retrocedo unos pasos con el fin de resguardarme del agua, por el contrario a ellos no parece que les moleste mojarse.
Continúan su tranquila caminata algo mojados, y aun a metros de distancia puedo percibir la paz que sienten. Contemplar cómo se deleitan con un simple paseo, un poco de viento y su mutua compañía es muy bello.
El reto de esta semana fue:
Reescribe algo que escribiste hace tiempo pero usa un narrador distinto.
Escrito original:
25 de marzo del 2016
Buscas la correa y él empieza a dar saltos de alegría, la colocas en su collar y salen juntos. Ya ha oscurecido, es una noche fresca, el clima es sencillamente perfecto. Entonces caminan, corren a ratos, disfrutan el paseo. Se sientan a descansar, ves el cielo estrellado y sonríes, te percatas de las luciérnagas que vuelan muy cerca de ustedes y las siguen con la vista. Siguen con la caminata y empiezan a caer gotas de lluvia, pero no te molesta, solo hace que el momento se torne más agradable. Y en ese momento de quietud solo sientes paz. Eso, para mí, es realmente bello.
Las cosas simples de la vida que pueden provocar una profunda felicidad, muchas veces incomprendidas por los demás, casi siempre de improviso, casi nunca se olvida y jamas vuelven.
ResponderBorrarY esas mismas cosas son las que se quedan en la mente y corazón inspirándonos.
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